Nadie dudaría en afirmar que la lectura es un bien y ninguno de nosotros dejaría de alarmarse al tomar conocimiento de los jóvenes que en pruebas nacionales de evaluación, ingresos a la Universidad o evaluaciones internacionales no logran comprender lo que leen. Esto sucede porque todos -chicos y grandes, docentes y no docentes- sabemos que leer es bueno, que los libros son un producto cultural fundamental.Tendríamos que ahondar un poco más acerca de las razones por las cuales la lectura es importante. En este sentido, podríamos asegurar tanto la lectura como la escritura están estrechamente ligadas al desarrollo de operaciones mentales superiores, como el manejo de símbolos, las destrezas de generalización, el desarrollo de categorías abstractas necesarias para comprender críticamente el complejo mundo social actual.La escuela propicia la lectura con diferentes propósitos y es su propósito el desarrollo de estrategias vinculadas con los “quehaceres del lector”.
¿Por qué leemos?
Leemos para informarnos, leemos para aprender, leemos para recrearnos, etcétera. En definitiva, la lectura tiene muchas funciones y efectos sobre la formación integral de la persona.Su tarea –al igual que la de la familia– es generar buenos lazos entre los chicos y el mundo de los libros. En este sentido, todas las acciones que promuevan o generen un buen vínculo con la lectura de textos de ficción o sea, sin intención utilitaria, redundará de manera positiva en la lectura competente de textos no ficcionales, porque lo que se trata de hacer es despertar el deseo y el placer por la lectura sea ésta ficcional o no. El papel del educador básicamente consiste en crear las condiciones que favorezcan el aprendizaje de la lectura y el vínculo con los textos.
Para ello, será necesario detectar los intereses y necesidades básicas de cada niño, crear las condiciones de una interacción cotidiana entre los chicos y los textos escritos, generar espacios privilegiados para la lectura en el aula, compartir lecturas significativas para cada uno con su grupo de pares, narrar o leer en voz alta, realizar proyectos de lectura o narración, desarrollar proyectos de lectura en voz alta como: teatro leído, favorecer la inmersión de los alumnos en el mundo literario y la creatividad literaria, de modo que no sólo logren un goce estético en las lecturas de obras literarias sino que también encuentren en ellas un instrumento valioso para su propio desarrollo personal. Los adultos pueden convertirse en verdaderos mediadores entre los libros y los chicos.
Invitar con pasión a la lectura siempre será mejor que las imposiciones. Las actitudes fundamentales para despertar el deseo y el sentido de leer en los niños y en los jóvenes parten de los adultos mediadores, por ejemplo: la participación en situaciones sociales en los que la lectura es necesaria, la afición por la lectura, el entusiasmo por comunicar esta afición, la curiosidad por conocer los gustos y las preferencias de los chicos, el interés por la literatura infantil y juvenil, el respeto por los diversos gustos literarios.Podríamos afirmar junto con los especialistas que la lectura es un juego, la lectura es un viaje, la lectura es un alimento, la lectura es una investigación.
Por Laura Calderón, Lic. en Ciencias de la Educación (UBA)
fuente:Fundacion Leer
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